IGLESIARRUBIA es un poblamiento de la paramera que separa las cuencas del Arlanza y del Esgueva. Es uno de los parajes más bellos de la Provincia de Burgos, desde Forzoso hasta el Cerrato palentino y desde los bordes de Royuela y el Risco hasta el horizonte de Cilleruelo y de Torresandino, semeja una bandeja llena de colores y de vida. El páramo no es un cadáver; es un ser vivo, palpitante, al que hay que saber escuchar sobre todo cuando el ventecillo primaveral hace cabecear a los trigales y a los girasoles. Las aguas de su término, las envía a IGLESIARRUBIA en modestas corrientes al río Arlanza.
IGLESIARRUBIA es un nombre que leemos por vez primera en el Archivo del monasterio de San Pedro de Arlanza, con fecha de 27 de Abril del año 1054. Pero el villazgo nace siglo y medio antes de esa fecha.
IGLESIARRUBIA tiene una clara explicación filológica en la lengua latina: Ecclesia y Rubeus con el significado obvio de Iglesia y Rubia, es decir, Iglesia de color rojizo claro, cercano al oro envejecido. En medio de los campos, el tono colorístico del primitivo y sencillo templo llamó tanto la atención de los pobladores que sirvió de nombre al poblado.
Creemos que IGLESIARRUBIA nace en los años primeros del siglo X, cuando las riberas del río Arlanza son repobladas con entusiasmo por cristianos venidos del Norte y por cristianos venidos del Sur (mozárabes). Los condes de la frontera castellana que han iniciado por el Arlanza superior (tierras de Lara) la Reconquista y Repoblación de la zona del Arlanza, construyen una línea defensiva a derecha e izquierda del río (Castroceniza, Lerma, Torrecitores, Torrepadre, etc.) y reciben contingentes de labradores a los que asegura tierras, seguridad y autoadministración concejil. IGLESIARRUBIA queda adscrita al alfoz de Escuderos.
La dinámica poblacional es tan aguda que en diez años se avanza desde el Arlanza al Duero y en el año 912 se incorporan a Castilla las importantes plazas de Osma, San Esteban de Gormaz, Aza y Roa. Esto es una garantía de paz para los lugares como IGLESIARRUBIA que ven alejado el peligro de los golpes árabes, ocupantes de España desde el año 711. No obstante, hubo peligros de mucha gravedad en algunos períodos, como en los 25 años en los que Almanzor dirigió la política califal con terrible castigo para los reinos cristianos de la Península.
Como hemos advertido, a pesar de haber sido fundada en los primeros años del siglo X, no la hallamos documentada hasta 1054. El día 27 de Abril doña Muñadona Gudesteo, su hijo Pedro y su hermano Munio formalizan una importante donación de bienes a la abadía de San Pedro de Arlanza, la abadía preferida del conde Fernán González y que, merced a las virtudes de su abad San García, está en momentos de gran desarrollo. La familia Gudesteo es de las más fuertes del reino castellano y el mismo rey, con su esposa doña Sancha, presiden el acto donacíonal, acompañados de los obispos, del abad San García, condes del reino, el alférez real y otros magnates, preocupados todos por las relaciones de Castilla con el viejo reino de Navarra, que pronto desembocarán en una guerra que acabará con la victoria de Femando I sobre su hermano García que morirá en los campos de Atapuerca, en 1 de Septiembre de ese mismo año.
La familia Gudesteo dona a San García y a su monasterio una larga relación de bienes situados en villas entre el Arlanza y el Duero. En un momento, el escriba lee: "Y en IGLESIARRUBIA mis haciendas y en Laguna mi hacienda" (In Ecclesia Rubia meas portieres et in Laguna mea portione"). Esta noticia nos revela varios datos: Primeramente, que IGLESIARRUBIA se ha convenido en lugar de inversión por parte de quienes generan ahorros y pueden disponer de ellos. La inversión en el campo era propiamente la única practicable en aquella sociedad que elegía los lugares más productivos. Además, la mención de Laguna, aneja a la Villa, nos permite 'pensar en otro poblamiento realizado cerca y que con el tiempo desaparece. O, como cree el sobrio padre Luciano Serrano, en una laguna, en cuya orilla tuviera fincas doña Muñadona.
También encontramos a IGLESIARRUBIA en el famoso Libro de las Behetrías, mandado componer por el rey Alfonso XI para conocer la posición ante la Real Hacienda de villas y señores. La Behetría (Benefactoría) era el derecho de casi todas las poblaciones de Castilla de elegir a un personaje como defensor de sus intereses. Según fuero las villas, elegían cuando querían, a quién querían (si eran "behetrías de mar a mar") y a destituirlo cuando les pareciera. IGLESIARRUBIA era Behetría y, a lo que parece, de mar a mar.
Por el libro mencionado sabemos que el Benefactor era don Alvaro Núñez de Aza, del poderoso linaje de los Aza, largamente comparentado con la nobleza del reino. A! Rey le pagaban la martiniega, impuesto que se pagaba por San Martín (11 de Noviembre) y la cantidad le parece al Cronista exagerada, quizá error de copista: 800 maravedíes... 80 ya sería bastante; más 18 maravedíes que recibía el recaudador por la carta de pago. Ciertamente, que para Rey no entregaban más dineros, ni por fonsado, mañería, servicios, monedas y otras socaliñas. A Núñez de Aza le entregaban -dos fanegas de trigo y, por martiniega 20 maravedíes.
IGLESÍARRUBIA se caracteriza por haber sido Villa realengo, sin conocer los señoríos particulares e, incluso, no participar su vida administrativa con otras agrupaciones. En el siglo XVI, cuando ya comienzan los censos, aparece sola y con una población de 21 vecinos (unas 120 almas). Del siglo XVIII tenemos la magnífica radiografía municipal que nos proporciona el célebre Catastro del Marqués de la ensenada (1752), ministro del rey Fernando VI.
Las declaraciones de IGLESÍARRUBIA comienzan con la del carácter realengo de la Villa, cuyo termino tiene una legua de Norte a Sur y media legua de Este a Oeste El vecindario labra unas 800 fanegas de tierra, de las tres calidades establecidas. La fanega es una medida de superficie un tanto arbitraria, se funda en la fanega de grano que el puño del sembrador arroja a los surcos; en su virtud, una fanega de tierra buena es más pequeña que una de tierra mediocre toda vez que en ésta se extiende más el cereal para que se desarrolle mejor. La superficie de viña se mide por obreros, qué en esta Villa son 200 cepas; en ella hay 50 obreros de viña de primera calidad y 100 obreros de segunda. En total 30.000 cepas, que proporcionaban un año con otro 800 cántaras de mosto. (12.800 litros de vino), cantidad exigua que, de ser verdadera, delataría la poca calidad de tales cepas.
En IGLESÍARRUBIA viven 12 vecinos, más 4 viudas, computables como medios vecinos; hay en el pueblo otros 4 habitantes más; en total 70 habitantes. En las 16 casas de labranza existe el par de bueyes como fuerza de la misma. La economía de esos vecinos es mixta de labradores y ganaderos. Sobre los barbechos, el monte y alguna dehesa comunal pasta una cabaña de 400 cabezas de ovino, 250 de cabrío y 15 vacas, más 3 mulas. Como apéndice ganadero, señalaremos que en la Villa se explotan 139 colmenas, que hace de ella una de las más florecientes en tan delicado producto; a cada colmena se la otorga una ganancia de 4 reales. La azumbre de miel (2 Kilos) era cara; pero la libra de cera (456 gr.) era casi prohibitiva: 7 reales.
Se cosechaban los clásicos cereales de la Tierra burgalesa: Trigo, cebada y centeno y avena. Los precios eran de los más baratos de la misma: 12 reales la fanega de trigo; 9 la de centeno; 6 la de cebada y 4 la de avena. El vino era también de lo más barato: 3 reales la cántara. Otros precios, que nos pueden orientar en la calidad de vida de nuestros antepasados, son los siguientes: 1 cordero, 6 reales; 1 libra de queso 7 cuartos, el mismo valor que 1 pollo, que 40 cabezas de ajo o que 1 libra de lana. El cuarto era una fracción del real que suponía 4 maravedíes.
Como contribuyentes, los vecinos de IGLESIARRUBIA parecen privilegiados; aparte de los diezmos, a la Hacienda Real solo pagaban 75'26 reales por Servicio Ordinario y Extraordinario; las alcabalas (impuesto sobre compraventas) suponían 288 reales y, en nombre del Rey, los percibía, el duque de Medinaceli. Tuvo que existir alguna historia favorable a los vecinos de la Villa por las exenciones ante el Fisco Real.
Casi cien años después, IGLESIARRUBIA, tras las guerras de la Independencia (1808-1814) y Primera Carlista (1833-1839) en las que tanto sufrieran los pueblos, mantenía su población (70 habitantes); su vieja escuela de Primeras Letras, los padres de los 20 alumnos le pagaban 30 fanegas de centeno; al pluriempleado maestro. La fe se mantenía en la parroquial de San Clemente y el agua de la fuente seguía siendo abundante y sana. Había bajado la producción de vino, pero se cultivaba cáñamo y patatas. En el arroyo antes dicho solo funcionaba el molino del pueblo, en invierno. Contribuían al Estado con 2.397 reales anuales y repartían entre los vecinos los 800 reales de presupuesto municipal.

Al doblar el siglo XX, IGLESIARRUBIA contaba 170 habitantes, que en 1950 habían subido a 346 hab. Las modificaciones profundas introducidas en la sociedad española en la segunda mitad del siglo XX han afectado, como no podía ser menos, a nuestra Villa. Pero, ha podido más la milenaria conciencia del pueblo y el orgullo de haber pertenecido a una comunidad honrada y trabajadora, siempre fiel a los principios de Castilla y luego de España.

Fuente http://www.pueblos-espana.org


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