PRESENCIO

En pleno Campo de Muñó, cerca de la vega que forman el río Cogollos y su afluente el arroyo Antanares, se emplaza la villa de Presencio, con un representativo conjunto histórico de las tierras de campos burgalesas.
Con toda probabilidad Presencio nace en los albores de la Reconquista. Consta en documentos y legajos que Presencio, en el Campo de Muñó dentro del Condado de Castilla, existía en el siglo X. El tiempo y las buenas tierras aumentaron su importancia, formándose pronto un importante núcleo de población.
Probablemente a finales del siglo XIV se une Presencio a las behetrías (villas libres de los abusos reales, a cambio de entregarse en manos de un señor protector). Pero los privilegios reales también cayeron sobre las behetrías. Presencio conserva un documento del rey Juan II de Castilla, otorgándole ciertas prebendas y gracias. Por pertenecer a behetría esta villa no tiene escudos de nobles en sus edificios, ya que en las behetrías ningún noble podía ser vecino para que no llegara a ser terrateniente. Ni siquiera podía pernoctar: de ahí nace la necesidad de defender al núcleo urbano con una fortificación o muralla, de lo que en la actualidad únicamente se conserva la entrada principal.

Fotografías de Juan Carlos Gallego


Los despoblados de Sant Millan de Perros y Villa Ferretea se encuentran en su término. En tiempos de León X (1513-1521), Papa de los artistas y de Lutero, se dan a Presencio bulas especiales anexionando pueblos que quedan vacíos. En esta época se anexionaron Villa Çisla y Asturianos, como da fe un pergamino, que se conserva en el archivo parroquial. En 1778 el Duque de Medinaceli poseía el señorío de Presencio. Hoy se sigue recordando al Duque en una de las calles que lleva su nombre. En 1840 el pueblo tiene 180 casas, 138 vecinos y 551 habitantes. La Iglesia está servida por cinco curas beneficiados, un organista y un sacristán. Y el censo poblacional más alto en la historia de Presencio se encuentra en el año 1910, cuando se llegan a contar 725 habitantes. Desde entonces la curva poblacional es descendente y el futuro no se adivina más concurrido.

Iglesia de San Andrés

Es de estilo renacentista del siglo XVI y está declarada Bien de Interés Cultural (BIC), perteneciendo la obligación de su conservación a la Junta de Castilla y León.
La iglesia está dedicada al Apóstol San Andrés. En el exterior, sobre el ábside, hay una imagen de San Andrés crucificado en la cruz de aspas. Es muy notable la ancha espadaña con cuatro grandes campanas. Está coronada por un campanillo y en lo más alto por una veleta.
Guarda excelentes joyas, entre las que apuntamos una soberbia cruz y custodia de plata de estilo burgalés, ambas de perfección inigualables. Se consideran como piezas de orfebrería entre las mejores de la provincia. Hay además varios relieves y tallas policromadas, así como tablas de pintura religiosa de la llamada Escuela Flamenco-castellana. Guardan parecido con obras de la Escuela de Berruguete, aunque se les atribuyen a quien los entendidos comienzan a llamar “Maestro de Presencio”. No ha de olvidarse la reja de probable origen románico que adorna la puerta principal, una de las pocas conservadas en toda España.

Arco

De la antigua muralla que rodeaba al pueblo, hoy sólo queda el arco, convertido hoy en lugar de encuentro. Junto al arco se encuentra un elemento de arte religioso del que no hemos hablado, un crucero románico situado originalmente en la ermita de la Vera Cruz.
Otro elemento de arquitectura civil es una casa de la plaza del rollo en la que la tradición lógica sitúa la estancia de Doña Juana la Loca, propietaria del Reino de Castilla, cuando, teniendo el cadáver de su esposo (Felipe el Hermoso) en Santa María del Campo (septiembre de 1507), venía a encargar funerales a los numerosos beneficiados de esta Parroquia de San Andrés de Presencio.
Rollos de Justicia

El rollo gótico de la Plaza, con el escudo de la Casa de Austria y la picota en el paraje de las bodegas son símbolos de la jurisdicción civil y criminal que poseía Presencio, tal vez concedidos por Felipe II, ya que fue uno de los lugares señalados por el rey para asentamiento de los náufragos de la Armada Invencible.

El rollo jurisdiccional se sitúa en el centro del pueblo, y es uno de los más historiados de la zona desde el punto de vista estético. Se alza sobre tres escalerones octogonales y otro menor circular. El cuerpo principal destaca por sus numerosas columnillas rematadas con macollas, que resaltan su esbeltez. El remate del pilar corresponde al de un botarel gótico con numerosos grumos que lo ornamentan. Lleva los escudos de los duques de Medinaceli, sostenidos por águilas, muy posteriores al resto del rollo. Su construcción data de finales del siglo XV o comienzos del XVI.